Momento de la ceremonia que tuvo lugar el pasado 12 de diciembre de 2015.
Una relación de 8 años no es el capricho de un día, no es una locura de juventud, sino la suma de muchos días, de muchas vivencias y de la superación de muchos retos. Ruth y Esther han vivido las dificultades de una pareja durante años separada por los estudios o el trabajo y que también ha vivido los obstáculos de la incomprensión. Pero a todo ello se han enfrentado juntas y sin hacer ruido, como son ellas, que ni ocultan ni abanderan. Y con la tranquilidad de cualquier pareja que consolida su relación han llegado hasta este día.
Un matrimonio no significa solo un hombre y una mujer. Significa dos personas que se aman y que prometen estar juntas, en la salud y en la enfermedad. Matrimonio tampoco es un precioso vestido blanco y largo o un magnífico traje de chaqueta. Lo que el matrimonio realmente es, es un amor que florece entre dos personas y la promesa de que lo que existe entre ellas solo puede convertirse en algo aún mejor.
Es un vínculo entre dos personas que se quieren tanto, que sus corazones estallan de alegría, amor y compasión hacia el otro. Y nadie puede decirles que no pueden ser la una para la otra o que no deben amarse.
Por ello, nuestra enhorabuena a ambas, porque su matrimonio es una decisión de futuro tomada con responsabilidad. Suerte, pareja.
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